6 de diciembre de 2009

El bonapartismo K

Contrariando la recomendación popular, el gobierno K ha decidido ponerle al mal tiempo peor cara: por eso ha amenazado con recurrir al veto del Ejecutivo todas las veces que lo entienda necesario para contrarrestar las votaciones adversas del Congreso, donde ha perdido la mayoría. Como la oposición carece de los dos tercios para rechazar los vetos, Argentina entraría en la situación original de un régimen que no podrá gobernar por medio de leyes ni tampoco de decretos, sino por la omisión de unos y otros; incluso los decretos de necesidad y urgencia deberán enfrentar el obstáculo de una votación negativa a la hora de la convalidación legislativa. Como precaución, el oficialismo hizo sancionar, antes de la renovación de las Cámaras, la reforma política y la prórroga por dos años de la emergencia económica. La primera lo habilita para organizar sus planes para las elecciones de 2011; la segunda lo confina a gobernar con una escala inferior de recursos legales –las resoluciones ministeriales.

Semejante transformación en los métodos corrientes de gobierno autoriza a caracterizar al régimen que se inaugura en forma oficial el 10 de diciembre como un bonapartismo puro o extremo, es decir en disolución. La medianoche es el momento más oscuro de la jornada, pero al mismo tiempo el comienzo de la cuenta regresiva hacia la madrugada. La otra particularidad es que, luego de la cesión de derechos presidenciales del marido a la esposa, tenemos un bonapartismo siamés. Nada es más contradictorio con el bonapartismo que el mentor de ese bonapartismo haya pasado a ocupar una banca de diputado y, para colmo, en un bloque minoritario, pues en lugar de ponerse por encima de la refriega entre las fracciones burguesas en disputa (como hacen los bonapartes) ocurrirá lo contrario: será el blanco privilegiado de los huevazos. Néstor Kirchner no tuvo en cuenta que las candidaturas ‘testimoniales' son para el otro mundo, no para éste. Una última característica de este bonapartismo, que nace senil, es que la burocracia sindical en la que pretende apoyarse es una fuerza completamente oxidada.

Sin Corte ni quebradas

La tardía consagración del bonapartismo K, que durante más de seis años había sido una insinuación neutralizada por el afán de crear un bloque de centro-izquierda, expresa el grado de descomposición del régimen político democratizante en su conjunto. Nada menos que la Corte escogida por los K en esos tiempos idos de la ilusoria ‘concertación plural' está serruchando el esquema de poder del gobierno a fuerza de aplicar el mentado ‘estado de derecho'. Es así que, por estas horas, una jueza que cuenta con el aval de sus superiores está enviando a la policía para imponer por la fuerza, y a como dé lugar, la lista Celeste de Aeronavegantes, cuya victoria electoral en 2006 fue birlada por el fraude cometido por la burocracia de la kirchnerista Alicia Castro. Los extremos a los que tuvo que recurrir la magistrada obedecieron a que las burocracias K de Aerolíneas y LAN habían decidido apoyar su desconocimiento del fallo con un cese de los vuelos. Con la misma determinación, la Corte le quitó a la dirección del sindicato de judiciales el manejo de los códigos de descuento, que le daba el derecho a deducir de los salarios las cuotas por los préstamos requeridos por sus afiliados y cobrar las comisiones respectivas. Sin ninguna duda, también con el aval de la Corte, la mafia de Zanola ha ido a la cárcel sin derecho a la excarcelación, y se anuncian asimismo las detenciones de defraudadores similares en las próximas horas. Un ‘mani pulite' judicial en Italia (manos limpias) destruyó literalmente a los viejos partidos de ese país, y algo parecido ha comenzado a ocurrir con Berlusconi desde que la Corte Constitucional de Italia declaró inválidas las leyes que protegían al cafishio de los cafishios de los innumerables procesos judiciales que tiene en su contra. El mismo juez Oyarbide, que tiene la causa de los medicamentos, procesa la referida al enriquecimiento del matrimonio presidencial. Los fallos de la Corte también han dado impulso al tema de la "libertad sindical" que la burocracia cegetista ha tomado como una provocación, pero ha ido incluso más allá en esta misma línea, pues acaba de impugnar un acuerdo entre representaciones sindicales opuestas, entre los trabajadores legislativos, que había tejido con paciencia Héctor Recalde, el ladero jurídico de Moyano, porque ese acuerdo no fue ratificado en asambleas de afiliados (!!!).

Bonapartismo subterráneo

El ejemplo más eminente de esta consagración de un bonapartismo en crisis (con parlamento y poder judicial en contra) es el acuerdo que armó el Ministerio de Trabajo con el Cuerpo de Delegados del Subte, con la intervención activa del ala K de la CTA. El acuerdo ignora el reclamo de inscripción gremial que solicitó el Cuerpo de Delegados hace más de dos años, a pesar de que el límite legal del trámite es de 90 días. Además establece una cláusula de ‘paz social' que significa, entre otras cosas, que los delegados del Subte no recurrirán a la Justicia contra la demora en su reconocimiento. El ministerio busca, de este modo, mantener la tutela de la burocracia de UTA en el Subte y, en general, el apoyo del moyanismo. Sin embargo, como concesión a estas renuncias de los delegados, el acta los reconoce efectivamente ante el ministerio como tales y se compromete a gestionar ante la empresa los reclamos del Cuerpo de Delegados. El derecho al sindicato ‘simplemente inscripto' ha sido canjeado por un compromiso político oficial de reconocimiento parcial del Cuerpo de Delegados como una suerte de semi-sindicato que gestiona reclamos (pero ante el Estado). La intención del gobierno es ‘comprar' estabilidad política en el transporte, tanto con los delegados como con la burocracia de UTA. Es un equilibrio de trapecista. En la medida en que el grupo firmante del Subte se comprometió con la ‘paz social', ha pasado a ser una de las patas del régimen bonapartista que necesitan construir los K. Entretanto, estos mismos K solamente podrán preservar esa ‘estabilidad política' si logran un entendimiento con los Roggio en materia de tarifas y de subsidios; con los delegados, en materia de salarios y reivindicaciones; y con la UTA en el mantenimiento de su monopolio del convenio colectivo y en la posibilidad de seguir saboteando al Cuerpo de Delegados.

Los K pretenden neutralizar al Parlamento y a la Justicia mediante la burocracia sindical, y alargar su apoyo en el movimiento sindical entre las tendencias afines a Sabbatella o con vocación de colaboración de clases; lo mismo desarrolla con las empresas recuperadas, que han sido convertidas en apéndices del gobierno nacional o dependientes de él o de los gobiernos provinciales. Fracasó en Kraft cuando consiguió cooptar al PCR a costa de hacerle perder a éste la Comisión Interna. El rechazo en Kraft a la ‘paz social' fue expresión de una elevada conciencia de clase; la aceptación de la ‘paz social' en el Subte ha suscitado crisis y discusiones. En todos los casos, el núcleo de la cuestión no es puramente sindical sino político: la independencia del gobierno y la oposición a su armado bonapartista, o pasar a formar parte de un régimen político cuyo sustento es la defensa del capitalismo.

Aeronavegantes, legislativos, el Subte, la libre inscripción y el derecho a formar sindicatos son para el gobierno aspectos de una cuestión más general: la necesidad de superar los antagonismos entre la burocracia de la CGT y de la CTA, para juntarlos en el apoyo al kirchnerismo K. ¡Se ha comenzado a hablar de una suerte de confederación entre ambas –una central sindical "CGT-CTA"! ¡Quedaría superado el reclamo al reconocimiento de la personería gremial de la CTA! Las ‘conversaciones' en curso ponen de manifiesto, por su sola existencia, el afán de montar un régimen de arbitraje que neutralice la oposición parlamentaria y judicial. El bonapartismo puede angostarse al punto de reducirse al Poder Ejecutivo y sobrevivir por la neutralización recíproca de las clases en pugna. Pero como régimen necesita el apoyo declarado de la burocracia de los sindicatos y de otras expresiones de colaboración de clases. Concurrir al sostenimiento de semejante régimen es mortal para la clase obrera.

Pero todavía tendrán que procesarse numerosas crisis para que el tándem CGT-CTA cobre siquiera una vida precaria, pues desde ya cuenta con la oposición de una parte de los ‘gordos’ de la CGT y del ala ‘social-constituyente’ de la CTA. Por sobre todas las cosas, sin embargo, cuenta con la ‘oposición’ de ‘la realidad’: crisis mundial y desocupación e inflación en aumento.

Volvió Duhalde

Cuando la mirada abarca un panorama más amplio, se percibe que el bonapartismo siamés es un recurso desesperado; como ocurre a veces en el ajedrez, "un lance". Es que la reciente reunión de la UIA ha dejado en claro una mayúscula ampliación del frente patronal de oposición al gobierno. La UIA, además, parece haber concluido un acuerdo con la Mesa de Enlace de la soja.

En los círculos capitalistas la deliberación es intensa, más aún que la que se dejaba ver en vísperas de 2001. Viejos aliados de los K han abandonado el barco –desde los pequeños, como De Mendiguren, hasta los mayores, como Fiat-Ratazzi. Los Duhalde se han puesto a la cabeza de una nueva conspiración. Es que el ‘modelo productivo' expiró y el dólar para exportar ya no es recontraalto; el déficit fiscal impide el financiamiento y el subsidio al capital; y las medidas de protección que toman los K contra Brasil y China enfrentan a Argentina con los dos principales mercados de la exportación nacional. Las provincias se encuentran en quiebra y no conseguirán financiamiento simplemente porque se haya suspendido la ley de responsabilidad fiscal. En Argentina, la única garantía de pago es política, y el gobierno no es garantía suficiente para el capital, como lo demostrarían las intervenciones en TGN, Ausol, Metrogas y Papel Prensa. El presidente de la Corte, Lorenzetti, acaba de recordarle a los K que el principio del derecho, en Argentina, es la intangibilidad de la propiedad privada. Para hacer el canje con los bonistas, el gobierno recurre al aporte efectuado por el FMI en su pseudo moneda: los derechos especiales de giro. Es decir que le canjeará al Banco Central esa pseudo-moneda por dólares. Cuando los Dubai que se acumulan en el horizonte se transformen de nuevo en chubasco, los derechos de giro sólo servirán para ilustrar el salón de numismática del Correo.

La burguesía tampoco confía en que los K tengan resto para controlar a los sindicatos y al movimiento obrero, y por eso ven con mucho más que suspicacias las operaciones del ministerio de Trabajo (o del Social de Alicia Kirchner) con las burocracias y las internas y los delegados (o con los piqueteros). La burguesía no cree que estos métodos sirvan para imponer esa ‘paz social', mientras 2010 se presenta como un año de intensas reivindicaciones sindicales y populares –incluso nacionales, como la defensa de la independencia de América Latina contra la nueva ofensiva yanqui.

La consigna

El bonapartismo K y sus agentes de la CGT y CTA están lanzados a desviar, ya que no pueden quebrar, la transición política hacia un movimiento sindical independiente, que sea puntal de la lucha política por un gobierno de trabajadores. Esta es la cuestión política central del momento. La ‘paz social’ no es un tecnicismo más en una discusión paritaria: es la atadura política a un régimen que necesita regimentar al movimiento obrero para, de un lado, neutralizar su disposición y capacidad de lucha y, del otro, servirse de él para imponerse a la oposición dentro de su misma clase social. En todos los casos nos lleva a la derrota: si fracasa, porque lo voltea la derecha; si triunfa, porque anula nuestra capacidad de acción autónoma. Más que nunca, la consigna es: conquistemos la independencia política del proletariado.

Jorge Altamira

Contradicciones y perspectivas del acuerdo de paz social del Subte

El acta firmada entre el Ministerio de Trabajo y el Cuerpo de Delegados del Subte constituye un esfuerzo extremo del kirchnerismo para salvar la estantería de la descompuesta burocracia sindical argentina ante el avance implacable de la organización independiente de los trabajadores. Como tal, está plagada de contradicciones: concede el derecho al Cuerpo de Delegados para peticionar a la patronal, lo que es propio de un sindicato, pero niega la inscripción del nuevo sindicato. Se trata de un compromiso político que busca poner un paréntesis al reconocimiento jurídico. Ese paréntesis es una ‘paz social’ que significa la renuncia a llevar la exigencia de reconocimiento a la Justicia. El gobierno enfrenta una avalancha de fallos laborales y sindicales adversos, y teme como a la peste que la Justicia le imponga el reconocimiento del nuevo Sindicato del Subte.

El acta instaura una tutela gremial que violenta las imposiciones de la ley de asociaciones profesionales vigente –lo que supone que la burocracia de UTA tampoco iría a apelar el acta ante la Justicia. Al mismo tiempo, el reconocimiento sindical ante la patronal no es propiamente tal, pues debe pasar por la “gestión” o mediación del Ministerio, que pasa a jugar un rol de árbitro ‘sui géneris’ del conflicto entre el capital y el trabajo. Estamos ante un mecanismo bonapartista de gobierno. El acta ha mediatizado y relativizado al Cuerpo de Delegados del Subte, resultado de 15 años de lucha clasista, al incluir una “comisión directiva” (que fue la junta promotora) en las negociaciones que no fue elegida por nadie, sino inscripta a partir de la decisión de un grupo pequeño de delegados, por detrás del Cuerpo de Delegados y, por supuesto, de las asambleas del Subte. Al saltear la inscripción simple del sindicato, se ha buscado soslayar el proceso de decisión de formación integral y legal del nuevo sindicato; o sea, su estatuto, la elección por voto de afiliados de la nueva dirección sindical y la convocatoria a un cuerpo de delegados del nuevo sindicato.

El nudo que cierra el acuerdo es la paz social; es decir, el gran objetivo político de los K. Fue lo que también intentó en Kraft. En este caso, la paz social implica deponer el reclamo de la inscripción soberana del nuevo sindicato, que seguirá indefinidamente en los cajones del Ministerio de Trabajo. En lo esencial, el acta da vuelta la votación de los obreros de Kraft a la lista que no firmó la paz social.

Tomada lo explicó, “no habrá paro por un año” (Diario Gremial, 28/11). Horacio Meguira, abogado de la CTA, fue más perverso. Para él, “la firma de la paz social lleva implícito el derecho de huelga”; es decir que sólo puede ceder ese derecho el que lo tenía y usaba en la práctica. La paz social afecta el derecho constitucional de huelga y la soberanía de la asamblea obrera; sólo ella tiene reservada la potestad clasista de decidir ir a una lucha.

Nosotros hemos fijado una posición clara de antemano: la paz social no debía ser firmada, aún con el nuevo sindicato inscripto, porque lo habríamos esposado el día mismo que nacía.
La no inscripción tampoco es menor para los obreros del Subte, a los que se les birla un derecho, se les viola una ley, ni para el conjunto del movimiento obrero, al que se le señala que el camino de la independencia del Estado le está vedado. La paz social es una integración al Estado.

El acta le cubre las espaldas a los Moyano, los Lezcano y los Zanola, algo imposible, claro, ante el vendaval judicial que enfrentan por delitos graves. El pataleo de Fernández de la UTA es natural, pero sigue teniendo la potestad legal en materia de convenio de trabajo.
De manera que no se trata de una concesión menor, sino de una maniobra vinculada a un proyecto político: el gobierno –que tiene la agenda de tarifazos, impuestazos, canje de la deuda y subsidios a la burguesía afectada por la crisis mundial– necesita “paz” en su frente social.

Se trata de una etapa en la que no les alcanza la cooptación tradicional de los sindicatos tradicionales; el gobierno tiene que pactar más a la izquierda de la burocracia y para ello se vale de quienes están apoyando a Sabbatella o a los que coquetean con Solanas. Esto explica el accionar de la CTA en torno al acta del Subte. Justamente por parte de Claudio Marín de Foetra, un gremio que expresa una alianza estratégica del moyanismo y la CTA. Entre ellos y con las telefónicas, niñas mimadas del kirchnerismo como se vio en la ley de medios.

En el esfuerzo bonapartista extremo de Kirchner frente a las luchas sociales y la crisis capitalista –es decir en el esfuerzo de actuar como un Bonaparte por encima de las clases para salvar al sistema de opresión capitalista en su conjunto– la paz social del Subte acerca a Kirchner a la CTA, aunque esto podrá ocasionar la ruptura de la CTA.

En el toma y daca, a las 48 horas de firmada el acta del subte, se premió a la CTA con la entrega del Suteba La Plata a Baradel y a su fraude impresentable a todo efecto. Luego se enfrió la inscripción en Argentina Trabaja de los desocupados ajenos a la cooptación kirchnerista. Esta situación ha determinado la constitución en las últimas horas de un amplio frente de lucha – que no incluye casualmente a la CCC, que firmó el acta de paz social de Kraft.

Las reivindicaciones de la nueva etapa

El complejo armado de la tutela “sui generis” otorgada, como otras concesiones que pudieran surgir en estos días, como el 1% o incluso alguna más, no nos obligan a renunciar a un derecho consagrado como la inscripción soberana de un sindicato.

La exclusión del acta de los delegados de la Línea B, porque la línea había votado en contra de la paz social, vulnera los métodos históricos del Cuerpo de Delegados del Subte y demuestra que la paz social, en sus últimas consecuencias, lleva a la regimentación sindical; o sea, al retorno de los viejos métodos por nuevas manos. Se está derrallando una profusa campaña política de sectores de izquierda ligados al kirchnerismo, con abierto apoyo del MST, que presenta el acuerdo como un gran triunfo, ocultando su alcance a los trabajadores.

Por una etapa habrá que realizar una experiencia en relación al cuadro creado.

Continuaremos el reclamo por el nuevo sindicato ante la Justicia, en vistas de que el ministerio violentó los plazos y lo cajoneará por tiempo indeterminado.

Por plantear el reconocimiento directo de la patronal al Cuerpo de Delegados para todas las reivindicaciones de los trabajadores, sin intermediaciones: bolsa de trabajo, ascensos, antigüedad, condiciones de trabajo y a su turno salario, es decir en marzo.

El sindicato es el Cuerpo de Delegados y las asambleas de sector que lo sustentan, ninguna autoridad está por encima de ellos para toda negociación ante el gobierno o ante la patronal.

La CTA no fue nadie en el Subte en 15 años de lucha. Ha venido ahora a jugar para la firma de un acta de paz social. Su único rol ha sido reaccionario.

Néstor Pitrola

El estructuralismo y la disolución del hombre

El deceso de Levi Strauss

El antropólogo Claude Levi Strauss acaba de morir en Francia, a punto cumplir 101 años. Desde una temprana estadía en Brasil, en la década del treinta, Levi Strauss se abocó a la investigación de la vida social de los pueblos prehistóricos. Sin embargo, a diferencia de la antropología preexistente, marcada por la impronta del colonizador, Levy Strauss rechazó la división entre pueblos de la “cultura” y de la “naturaleza”, que reservaba la condición humana apenas para los primeros. Sostuvo acertadamente que no hay pueblos sin cultura y asumió la defensa de la dignidad social de los hombres llamados primitivos y la investigación del carácter de sus sociedades. Sus libros más renombrados son “Las estructuras elementales del parentesco”, “Raza e historia”, “Tristes trópicos”, “Antropología estructural”, “El pensamiento salvaje” y “Mitológicas”.

Levi Strauss presentó sus trabajos como la contribución de un método: el estructuralismo. Es precisamente en ese aspecto donde sus limitaciones se hicieron más evidentes y sobresalió una interpretación conservadora de la vida humana: toda “estructura” social, según el antropólogo francés, no es otra cosa que la expresión de las propiedades “invariantes” o constantes de nuestra especie. Levi Strauss, a pesar de algún reconocimiento ocasional a Marx, se opuso a considerar al trabajo humano como el fundamento de su desarrollo civilizatorio (socialmente contradictorio, debido a la explotación de ese mismo trabajo). Según Levy Strauss, el progreso de las fuerzas productivas humanas no existe. Se interesa en lo que no cambia y en las reglas del no cambio que se manifiestan en la estructura de toda sociedad, inspirado en los principios de la sociología de Emile Durkheim, de quien se declara discípulo. Por eso concluye negando la evolución cultural del hombre: entre los mitos cosmológicos de la antigüedad más remota y la ciencia moderna no podría distinguirse ninguna jerarquía. El planteo se presentó como progresista porque, al oponerse a fundamentar la “superioridad” de la cultura moderna sobre la de los pueblos salvajes, cuestionaba el argumento mediante el cual el capital y el imperialismo presentaban sus propias salvajadas en el mundo colonial con pretextos “antropológicos”. Sin embargo, con Levi Strauss, desaparecen la historia y el sujeto que la constituye. La “estructura” hipertrofiada eliminó al hombre vivo y actuante, un defecto no menor en un antropólogo.

Incesto y cultura

El punto de partida de la cultura humana es, para Levy Strauss, la prohibición del incesto, que se presenta como una constante universal en las primitivas comunidades humanas (algo que de todos modos se ha transformado en controvertido, conforme a algunas investigaciones más recientes). El incesto no es un hecho natural, ni tampoco cultural; tendría entonces un carácter fundacional de la sociabilidad propiamente humana. El intercambio de mujeres, imposibilitadas de aparearse en el seno de su familia original (en el sentido más amplio que tenía en su forma original, no monogámica) originaba una circulación social y una forma de comunicación específica de nuestra especie. De este hecho “comunicacional”, Levy Strauss derivó la explicación del vínculo entre los hombres como un lenguaje al cual podrían caber las conclusiones de la lingüística.

El aporte de la lingüística, a partir de los trabajos de Ferdinand de Saussure, consistía en abordar la lengua como un sistema de signos abstraídos de su propio significado (el objeto que denotan) y en sus elementos constitutivos originales (unidades de sonido o fonemas), para comprender la estructura particular de la lengua humana diversa. Pero el propio Saussure había alertado que no debían generalizarse sus descubrimientos en áreas de la investigación social y de la economía. Una mujer, en definitiva, no es una palabra, un mero signo o un fonema, ni puede asimilarse a él como “intercambio” entre un emisor y un receptor individual en el hecho comunicativo. En la comunicación lingüística, el sujeto del habla es el individuo. En contrapartida, los sujetos claves en el ámbito social son colectivos.

La operación intelectual de Levy Strauss consistió en abstraer a la humanidad de su historia real, de la historia de sus antagonismos sociales; es decir, de la lucha de clases, y se transformó ulteriormente en la petición de principios del llamado post modernismo, basado precisamente en el llamado “giro lingüístico”. La historia de los hombres y sus acciones colectivas quedaban subsumidas en una suerte de lógica inmanente al espíritu humano y las estructuras formales de ese espíritu que se representaban en el sistema del lenguaje. Una suerte de idealismo cultural reemplazaba toda concepción materialista de la historia1. La lengua, el medio, la comunicación, en su generalidad a-histórica, sustituyeron al hombre de carne y hueso. El hombre se presentaba de hecho como una creación o subproducto de la “estructura” lingüística, que fascinaba además por la sencillez de sus reglas, su perdurabilidad en el tiempo y la libertad que otorgaba al hablante para combinar de infinitas maneras las palabras.

Declinación

El estructuralismo se propuso como objetivo propio la desaparición del sujeto en la “estructura” omnipresente y anacrónica, sin historia. El cometido del las ciencias sociales, sostuvo Levy Strauss, “no es explicar al hombre sino disolverlo”. La estructura es todo, el sujeto nada. No hay hombres que hagan la historia porque los unos y la otra se han “disuelto”. Él mismo se cuidó siempre, además, de una intervención más directa en la vida social, allí donde los sujetos intervenían cuestionando las “estructuras”: en 1968, cuando brillaba como estrella rutilante del pensamiento galo, nunca firmó los innumerables pronunciamientos de la intelectualidad francesa en apoyo a la insurgencia obrera y estudiantil de la época. Además, la intelectualidad que rendía pleitesía al stalinismo no tuvo inconvenientes en sumarse a la moda, como fue el caso paradigmático de Louis Althusser, que propuso una “lectura” de El Capital en clave “estructuralista”. Era una manera especial de cubrir la desaparición del sujeto en la política contrarrevolucionaria del Partido Comunista, convertido en partido del orden; es decir, de la “estructura”. Una moda que se extendió con los trabajos de Foucault y con la versión de Lacan sobre el psicoanálisis para quien el “inconciente se estructura como... lenguaje”.2

Según un antropólogo de nuestros pagos, el declive del estructuralismo, a partir de la década del ’70 es irreversible3. Un justo final para “una especie de filosofía heterogénea que esgrime el rigor de las matemáticas, pero que opera y sobrevive gracias a la ambigüedad de la retórica”.

1. Fougeyrollas, Pierre: Contre Levi Strauss, Lacan, Althusser, Ed. Savelli, Paris, 1976.

2. Anderson, Perry: A crise da crise do marxismo, Ed Brasiiense, San Pablo, 1984.

3. Reynoso, Carlos: “Seis nuevas razones lógicas para desconfiar de Levi Strauss”, en Revista de Antropología, Buenos Aires.

Pablo Rieznik

Manifiesto del Congreso Nacional de la UJS

Más de 1.200 compañeros de todo el país se dieron cita en el Congreso Nacional de la Unión de Juventudes por el Socialismo (UJS-juventud del Partido Obrero). Estuvieron representadas casi la totalidad de las provincias argentinas.

El Congreso deliberó durante el fin de semana del 21 y 22 de noviembre. Los participantes han sido los grandes protagonistas de las luchas que está librando nuestra juventud: los compañeros que dirigen la principal federación universitaria del país, la Fuba; presidentes e integrantes de decenas y decenas de centros de estudiantes de distintas universidades, desde Jujuy y Salta hasta Santa Cruz; dirigentes y luchadores del movimiento secundario y de los institutos terciarios; las compañeras del movimiento de la mujer.

Haber convocado a todos estos luchadores apunta a un objetivo estratégico: desarrollar la organización socialista de la juventud a partir de la experiencia de las luchas, los debates y las delimitaciones políticas.

Somos parte del movimiento general de la juventud, que involucra a los jóvenes que estudian que trabajan, así como a los desocupados. Nos esforzamos por arribar, con todos ellos, a conclusiones y objetivos socialistas.

Derrumbe capitalista

Asistimos a la mayor bancarrota capitalista de alcance mundial desde la gran depresión de los años ’30, que condujo a la masacre de la Segunda Guerra Mundial. Es la fase más alta, hasta el momento, de una cadena de crisis y bancarrotas que se desarrolla desde finales de los ’60. Augura episodios aún más catastróficos, como lo evidencia el crecimiento sin precedentes de la desocupación y la incesante ola de desalojos y quiebras bancarias e industriales, el derrumbe del comercio mundial y, por último, la quiebra financiera de los tesoros estatales.

La clase obrera, y en especial la juventud, han recibido los golpes más duros de la crisis, por los despidos, el reforzamiento del trabajo precario y la descalificación laboral, el encarecimiento de los estudios y el aumento de la deserción y, por último y aún más grave, por el incremento de la drogadicción, que destruye física y moralmente a la juventud y a la niñez trabajadores.

La desocupación y la subocupación han alcanzado porcentajes que parangonan la crisis en curso con las peores del pasado: 18 por ciento, por ejemplo, en Estados Unidos, o sea 23 millones de trabajadores; más del 20 por ciento en España; alrededor de ese porcentaje en Argentina: más de dos millones de personas. La más golpeada es la juventud, donde se superan el 50 por ciento de aquellos promedios.

El salvataje de los grandes capitales por los fiscos y bancos centrales deja planteada la perspectiva política más aguda, como es la quiebra de los Estados y el envilecimiento en gran escala de las principales monedas.

A veinte años de la derrota del ‘comunismo’ (expresión falaz para encubrir al anticomunismo stalinista), queda al desnudo la cuestión histórica central de nuestra época: el agotamiento y la bancarrota del capitalismo. Pues mientras el ‘comunismo’ fracasó porque no pudo desarrollar sus propias premisas, o sea, adquirir un carácter mundial y la posibilidad de desenvolverse en las naciones más desarrolladas, el capitalismo se hunde como consecuencia de sus propios fundamentos: la explotación social, el beneficio privado, las rivalidades nacionales, la anarquía de la producción. ¡Su epicentro se encuentra en Estados Unidos, la nación que es su paradigma histórico! Cuando la llamada globalización –es decir, el dominio mundial del capital– parecía llegar a su cenit, estallaron todas sus contradicciones, que no son otras que las del capital mismo.

Ahora los Estados se empeñan en descargar la crisis sobre los trabajadores y las naciones más débiles. La presión mayor se ejerce sobre las naciones que se embarcaron, hace dos o tres décadas, en un proceso de restauración capitalista, aún inconcluso, bajo la batuta de la misma nomenclatura ‘comunista’. Así, no han podido evitar la bancarrota capitalista e, incluso, la han acentuado.

La gran victoria contra el ‘comunismo’ aparece cuestionada, pues las convulsiones de la presente crisis pondrán en entredicho todas las privatizaciones y las enajenaciones del patrimonio nacional, y replantearán la agenda de la revolución social.

Las salidas capitalistas representan más miseria, más desocupación y más guerras. El Congreso de la UJS declara que es necesario desarrollar una salida anticapitalista, que termine con este régimen social y abra un rumbo para la construcción de una alternativa socialista. La envergadura de la bancarrota capitalista demuestra que las premisas materiales para esa transformación están maduras.

Nuestra América

América Latina, precisamente porque es el patio trasero del imperialismo yanqui, se encuentra en el corazón de la crisis mundial. Sus burguesías rebozan de un optimismo ficticio, como consecuencia del alza especulativa del precio internacional de sus materias primas y del flujo de capital ‘golondrina’, aun a sabiendas de que serán las principales víctimas en la próxima fase del derrumbe. Nadie se engaña, sin embargo. Los levantamientos populares que se extendieron desde comienzos de siglo por el continente, desde Argentina hasta México, siguen presentes en la conciencia y la organización de los pueblos. En la medida en que el imperialismo insiste en encarar la crisis mundial mediante las guerras de opresión, está forzado al mismo tiempo a imponer su control de este patio trasero. Las guerras contra Irak y Afganistán, y la que se encuentra en preparación contra Irán, explican que haya reactivado la IV Flota y se haya instalado en Colombia. Tiene que asegurarse la ‘lealtad’ de los gobiernos y la seguridad de los suministros – en primer lugar del petróleo. De ahí la infiltración paramilitar en Venezuela y el brusco deterioro de las relaciones con el gobierno de banqueros y terratenientes de Brasil.

Llamamos a la juventud latinoamericana a tomar conciencia de esta situación y a prepararse para una gran lucha por la defensa de la independencia nacional. Del mismo modo, le advertimos acerca de la cobardía de las burguesías y los movimientos nacionalistas, que han capitulado una y otra vez frente a las presiones imperialistas, desde el bombardeo a Ecuador por parte del paramilitar Uribe hasta el monumental fiasco de la OEA y sus gobiernos para reponer al presidente Zelaya en Honduras. La reunión de la Unasur en Bariloche, recientemente, es el compendio de toda esta incapacidad histórica. La Unión del Sur está virtualmente muerta; solamente los obreros y los campesinos –o sea los gobiernos de trabajadores– lograremos alcanzar el objetivo histórico de la unidad nacional de América Latina, que será una unidad socialista.

El Congreso de la UJS se compromete a agotar todos los medios de propaganda, agitación y organización para concretar la unión socialista de la juventud latinoamericana y, en primer lugar, la recuperación de la unión de sus federaciones universitarias y estudiantiles en un congreso continental para luchar contra las bases militares en Colombia y la IV Flota, el levantamiento incondicional del bloqueo a Cuba, la defensa de los procesos populares contra los ataques de las oligarquías locales y el imperialismo, por la unidad de la juventud y la clase obrera, por la revolución socialista en nuestros países y la unidad socialista de América Latina. Solamente por estos medios lograremos derrotar la influencia que ejerce entre los estudiantes de algunos de nuestros países la derecha gorila y escuálida.

Saludamos la iniciativa de la Fuba de elevar esta propuesta a las organizaciones que luchan en Honduras contra el golpe de Estado y los acuerdos para su concreción.

La revolución universitaria

La decadencia histórica del régimen social capitalista se expresa en la crisis del sistema universitario. La universidad, como ocurre con cualquier otra institución del sistema, no puede ir más allá de los límites históricos de la clase social dominante. La era de las “reformas universitarias” ha concluido; asistimos a un duro período de contrarreformas, casi todas dictadas por el Banco Mundial.

Los capitalistas, sus gobiernos, y en especial sus académicos, declaran que su propósito es unir la educación y la universidad con el trabajo, que a eso responden las propuestas de fragmentación de las carreras, pues facilitan ‘la salida laboral’. Falso. Asistimos a una mayor alienación del trabajo, tanto físico como intelectual. Es el reforzamiento de la explotación del trabajo intelectual y la unión de la descalificación universitaria y el trabajo precario, las pasantías, los contratos basura y el trabajo en negro. El capital habla de unir, pero divide mediante la deserción, por un lado, y la desocupación, por el otro. En sus propios términos y bases sociales es incapaz de superar el antagonismo entre el estudio y el trabajo ¡porque desconoce el derecho al uno y al otro! En oposición, tanto a esta disociación como a la unión explotadora del trabajo manual e intelectual; en oposición a la descalificación de los títulos universitarios, a la educación privada (como negocio capitalista); en oposición al oscurantismo intelectual y cultural creciente, el Congreso de la UJS plantea la revolución universitaria; es decir, la transformación de la educación como parte de la abolición de la explotación capitalista, bajo el gobierno de los trabajadores. En esta línea llamamos a defender el derecho a la educación integral y gratuita, y al trabajo mediante la unidad obrero-estudiantil.

Fuera las camarillas de las universidades, abajo las Asambleas Universitarias reaccionarias. Vamos por la democratización para reorganizar la universidad sobre nuevas bases sociales.
Las corrientes políticas que plantean, en el seno de la juventud, la defensa de los objetivos académicos separados de la lucha social y de la unidad con el proletariado que lucha, están obligadas a convertirse en representantes de la aristocracia estudiantil que puede pagarse su carrera y en agencia del nacionalismo burgués y de la burocracia de los sindicatos, que solamente pueden sobrevivir mediante la separación de los distintos sectores del pueblo y mediante la regimentación de sus organizaciones. Esto incluye, como socio menor, al marxismo académico y universitario que sostiene la posibilidad de transformaciones sin la organización política del proletariado y sin la organización política de la juventud. La bancarrota capitalista mundial ha convertido al planeta entero en una única y compleja disputa política.

El combate número uno: contra la represión policial y el gatillo fácil

La realidad de la juventud es aun más dura, que surge del hundimiento de la educación pública y de la falta de trabajo. Centenares de muchachas y muchachos son asesinados cada año por la represión policial en los festivales o salidas nocturnas y en las barriadas mediante el gatillo fácil. Ahora es Rubén Carvallo, ayer fue Bulacio, más cerca Kosteki y Santillán, más lejos treinta mil desaparecidos. La UJS se suma a todas las organizaciones de la juventud que luchan por el juicio y perpetua a los asesinos, y por el desmantelamiento del aparato represivo, que sólo será posible por una acción histórica de las masas.

Esta tarea nos convoca más que nunca, ahora, que ha quedado en evidencia que la policía es un órgano de espionaje y conspiración contra el pueblo –no, como pretenden los que la apañan, una institución para la protección ciudadana. Ni la policía de Fino Palacios ni la Federal y la Side de Kirchner. La vigencia de las libertades individuales es incompatible con los aparatos represivos. El Congreso de la UJS declara su total solidaridad con Rubén Carvallo y su familia, y reclama, una vez más, la aparición de Jorge Julio López y Luciano Arruga.

Por una organización socialista de la juventud

El Congreso de la UJS ha contado con una participación importante no sólo de compañeros de la Capital Federal y de la provincia de Buenos Aires. Ha habido una presencia de importantes contingentes de universidades del noroeste y del nordeste, así como del Comahue y de la Patagonia. Muchos de ellos acaban de ganar sus centros de estudiantes u obtenido votaciones significativas en las elecciones universitarias.

El desafío es ahora avanzar por este camino. Construir una organización política que luche y que forme a la nueva generación sobre la base de la experiencia y el estudio. Afirmamos, sin dudar, que la lucha contra el capitalismo requiere formación, estudiar, aprender, asimilar la experiencia de las victorias y de las derrotas de las generaciones socialistas que nos precedieron, porque es una lucha que debe desarrollarse sobre la base de un programa y una estrategia. La improvisación y la falta de organización son nuestros peores enemigos.La UJS –juventud del Partido Obrero– está comprometida a fondo en el desarrollo de una organización socialista de la juventud. Vamos por este objetivo en cada facultad, instituto, escuela y barriada. Asumimos el desafío de organizar grandes contingentes de la juventud que estudia en colegios y universidades privadas.

Es nuestro momento, hay que asirlo y desenvolverlo. Por eso aprovecharemos el verano para impulsar campamentos de estudio y formación. También impulsaremos una campaña de reclutamiento en todo el país, que tendrá su culminación en un nuevo Congreso en abril próximo.

Nuestro homenaje a los compañeros desaparecidos. ¡Presentes! Tomamos su posta y su antorcha.

¡La juventud es la llama de la revolución!



Links con los videos de las intervenciones de:
Gabriel Solano
Jorge Altamira